miércoles, 18 de noviembre de 2009

...y después un malo final de semana

Y si este fin de semana, o mejor dicho final de semana, no puede haber sido peor. Bueno si que podía ser peor, pero todos nos entendemos, jeje. Pues bien todo comenzó el viernes. Ese día tenía partido y llegaba con mucho tiempo por delante para llegar y hacer un buen calentamiento. Pero la suerte no estaba conmigo, cuando ya casi llegaba a Vitoria (a unos 12 km) un percance abordó mi tranquilidad en el coche. Al paso de un camión a una velocidad exagerada para el tipo de vía y unido al fuerte viento que existía en el momento, más la velocidad que llevaba yo terminó con el resultado de una pieza del coche saltando por los aires. Es increíble, pero si una pieza de la carrocería, exactamente la parte de la tercera luz de freno, rompió y salió volando.

Pero bueno, estas cosas pueden pasar, pero ya llegas al partido y terminas con golpes por todos lados. Uno en la cara, otro en la espinilla ladeado, etc. En fin que salí como de un campo de batalla del partido, con dolores por todos lados, y encima con el resultado final de partido perdido, habiendo jugado un mal partido.

El sábado uno más, después de la juerga mantenida el jueves, la comparación es inevitable y los jueves son mucho jueves, jejeje. Y además si son por Donosti y con extranjeros, mucho mejor (por el tema de variar y salir de la rutina). A lo que iba el sábado pronto a la cama, ya que sino se como son los partidos de domingo de resaca.

El domingo me levanté con pocas ganas de meterme en la cocina, pero bueno tenía que hacer la comida para los días venideros en San Sebastian, para así no tener que cocinar los primeros días. Tras comer a toda prisa por que se me hacía tarde, llega la hora del partido. El partido en si, no jugamos mal el equipo, en mi caso un partido discreto, contribuyendo en todas las facetas y sin muchos errores. Aunque antes de terminar el partido, exactamente a 36 segundos del final, paso el colmo del finde: LESIÓN. Aunque la gente piense que los gritos eran desmesurados, yo sigo con mis trece de que nunca he tenido un dolor tan fuerte. Yo por ahora confío en que no es mucho pero eso lo decidirá el medico.

Así que ya veis que después de la tempestad, no tiene porque venir la calma. Eso si, como comente anteriormente, no tenía el ancla echada, y no encontraba sitio para encajar, pues parece ser que el ancla no encaja, pero el velero se ha encallado en un arrecife.

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